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Dom, Abr

Biden ordena bombardear en Siria posiciones de milicias vinculadas a Irán

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Estados Unidos actuó en represalia por el ataque contra su base militar situada en el noreste del país

EE.UU. bombardeó este martes posiciones de grupos militares afiliados a Irán en el noreste de Siria, en represalia al ataque de una base militar estadounidense en la región este mes. La operación fue ordenada por el presidente de EE.UU. Joe Biden, y fue reconocida después por el Comando Central del Ejército de EE.UU.

«Los ataques de EE.UU. tuvieron como objetivo instalaciones de infraestructuras utilizadas por grupos afiliados a la Guardia Islámica Revolucionaria», dijo en un comunicado el coronel Joe Buccino, portavoz del Pentágono, en referencia al cuerpo militar iraní.

«Bajo petición del presidente Biden, las fuerzas militares de EE.UU. llevaron a cabo ataques aéreos de precisión en Deir ez-Zor, Siria. Esos ataques de precisión tienen como objetivo defender y proteger a las fuerzas de EE.UU. de ataques como los del pasado 15 de agosto contra tropas estadounidenses por parte de grupos apoyados por Irán», añadió Buccino sobre la operación sufrida en una base que EE.UU. opera junto a otros miembros de la coalición internacional en Siria y junto a las fuerzas opositoras al régimen de Bashar al Assad.

Aquel ataque no se cobró víctimas mortales y el de EE.UU., según el Pentágono, tampoco. El portavoz indicó que se buscaba bombardear trece búnkeres que las milicias pro-iraníes utilizan para almacenar munición. El ataque, según aseguró Buccino a la cadena CNN, se limitó a once, ante las dudas sobre si en dos de ellos habría personas. Y finalmente se atacaron nueve porque se detectó un pequeño grupo de personas en las inmediaciones de dos de los búnkers.

Evitar la escalada

EE.UU. calificó la operación como «acción proporcionada y medida para limitar el riesgo de escalada y minimizar el riesgo de víctimas». Pero según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, un grupo opositor a Al Assad que monitorea la guerra, el ataque causó seis muertos y varios heridos. La base militar atacada, según este grupo, se llama Ayash y está operada milicianos Fatamiyoun, un grupo de afganos con apoyo de Irán.

Irán no tardó en condenar el ataque como «acto terrorista». «La presencia militar continuada de EE.UU. en parte del territorio sirio va contra la ley internacional y es una violación de la soberanía del país, lo que constituye una ocupación», dijo el portavoz del ministerio de Exteriores, Nasser Kanani.

EE.UU. no responsabilizó a ningún grupo en concreto del ataque del pasado 15 de agosto, pero el bombardeo de la base en Deir ez-Zor deja claro que lo relaciona con esas milicias.

La respuesta estadounidense supone una escalada militar en el país. Además del ataque a la base compartida por EE.UU. y sus aliados la semana pasada en el noreste, unos días antes su ejército tuvo que repeler una operación con drones contra otra base en el sur de Siria, en At-Tant.

No es la primera vez que se producen estos ataques en lo que va de año, después de que en enero EE.UU. lanzara ataques contra milicias de la región ante sospechas de una «amenaza inminente» a la base bombardeada este mes.

EE.UU. tiene una presencia de cerca de 900 soldados en Siria, donde se desplegó en 2014 como líder de una coalición internacional para combatir a Daesh en el país, aunque desde 2011 ha enviado apoyo militar a los grupos opositores sirios.

Guerra interminable

Desde 2019, por decisión del entonces presidente Donald Trump, sus fuerzas están concentradas en el noreste, donde se produjo el ataque de este martes, una región rica en campos de petróleo en la que combate de la mano de las Fuerzas Democráticas de Siria, un grupo armado de opositores liderados por milicianos kurdos. En el sur coopera con el grupo rebelde Maghawir al-Thawra. Trump tenía el plan de sacar al Ejército estadounidense del país, pero no lo llevó a cabo. Igual que Biden, que tras año y medio en la Casa Blanca sigue embarcado en el polvorín sirio, bajo el argumento de que la lucha contra Daesh no ha terminado.

Siria vive una guerra civil interminable, con episodios de destrucción masiva por parte del régimen de Al Assad, y con el país convertido en un escenario de las tensiones geoestratégicas globales. Rusia, al que Washington combate con envíos multimillonarios de armas a Ucrania, apoya con su ejército a Al Assad, al igual que Irán y los grupos y milicias chiíes de la región a los que da apoyo y cobertura. Pero en el conflicto también está incluido Turquía, que combate a las fuerzas kurdas con las que Washington colabora.