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Dom, May

CELTA 0 - 1 ATLÉTICO

Deportes
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Memphis arregla un horror del Atlético... JORNADA 21

Con 10 jugadores y en un mal partido, el neerlandés da la victoria a su equipo con un gol ante el Celta

Una ráfaga de aire favorable, impulsada tal vez por las gaviotas que sobrevolaban el estadio del Celta, arregla un partido horroroso del Atlético. Memphis Depay, fichaje de invierno, logra un gol salvador que mantiene a su equipo en la ola de la clasificación para la Champions. Savic fue expulsado y Oblak soportó los pilares del Atlético.

FICHA DEL PARTIDO

Celta Villar; Mingueza, Tapia, Aidoo, Galán; Pérez, De la Torre (Cervi, 86), Veiga (Óscar, 86), Beltrán (Paciencia, 91); Aspas y Larsen (Seferovic, 62).

Atlético Oblak; Molina, Savic, Hermoso, Reinildo; Llorente (Witsel, 65), De Paul, Koke (Saúl, 85), Barrios (Carrasco, 46); Griezmann (Correa, 65) y Morata (Memphis, 60).

Árbitro Figueroa Vázquez. Tarjeta amarilla a Aidoo, Veiga, Reinildo, Simeone, Molina. Roja a Savic (70).

Gol 0-1, 88: Memphis.

Toda la plantilla a disposición, sin una merma, no equivale en la balanza de probabilidades a garantía de nada. Simeone tiene a todos sus jugadores y elige su alineación ante el Celta, cuatro defensas, sin carriles, Barrios titular, Correa al banquillo, De Paul al mando, Griezmann escorado hacia la izquierda...

Ninguna señal de lucidez o brillo porque en el Atlético escasea esa virtud desde hace muchos trienios. Un inicio impetuoso ante el Celta, un cabezazo de Morata en fuera de juego, y otra sesión de vacío y silencio. Esa querencia a que nada suceda, a anestesiar los partidos con cloroformo.

Sucede algo porque así lo decide el árbitro. Figueroa Vázquez sanciona con amarillas a Aidoo y al prometedor Veiga y el viejo Balaídos se encrespa. Eriza la piel y protesta todo, sus jugadores reclaman tarjeta a cada falta colchonera, es el hábito futbolero tan jaleado: los futbolistas no atinan y aburren, pero la culpa siempre es del árbitro.

Con los minutos el partido se vuelve infame. Un tarugo infumable en el que predominan las imprecisiones ante la visión de juego, la velocidad mal entendida del Atlético frente a la inteligencia.

El Celta respira por el conducto de Aspas, la zurda a banda cambiada de Carles Pérez y alguna arrancada de Veiga que cancela Reinildo, probablemente uno de los mejores fichajes de la historia rojiblanca en relación calidad/precio.

Oblak interviene una vez y Villar está pendiente de los cabezazos de Morata. Por ahí el Atlético encuentra una conexión potable, los argentinos campeones del mundo. Entonado aunque intermitente Rodrigo de Paul y elástico Nahuel Molina en sus avances. Llorente, uno de los puntales de la última Liga, juega electrificado, sin una mínima sutileza para pasar o combinar con solvencia.

El empate al descanso es la consecuencia del bostezo, la nadería y el falso techo que se impone tantas veces en el Atlético, más pendiente siempre de juntar líneas y reducir espacios que de lanzarse a por la victoria con determinación.

Cambios de Simeone

Simeone da entrada a Carrasco después del descanso y consigue con ello centrar la posición de Griezmann, que juega en su flanco con la selección francesa. Tocar, observar, dirigir y asistir con la limpieza de su técnica y su claridad. Carrasco ha perdido lo que le distinguía, el regate, el uno contra uno, el desborde.

No marca el Atlético pese a su voluntad, fugaz, de adueñarse del partido. Villar la saca con mérito abajo en un disparo de Morata. Es Iago Aspas el que rompe líneas y establece una nueva autoridad en el choque. Su disparo después de una carrera en el agujero entre Hermoso y Reinildo lo despeja Oblak sobre la raya de gol.

Los cambios (Correa, Witsel, Memphis) no alegran al Atlético, más bien lo empobrecen. Correa no puede mejorar nunca a Griezmann, Witsel se ha desvanecido después de un inicio prometedor y Memphis es un sucedáneo con tendencia al sobrepeso de aquel Diego Costa pletórico de potencia.

Savic defiende mal a Seferovic, por fuera, sin cerrarle la carrera favorable, y en el forcejeo ve la tarjeta roja al forzar la caída el suizo. Las tretas del fútbol que unas veces favorecen y otras no. Aspas dinamita el larguero en una andanada que ya no fluye hacia el Atlético.

Oblak se duele, más problemas para el cholismo, y Carles Pérez aplica un zurdazo con aroma de gol. El portero se sobrepone y salva otra vez. Al Atlético solo le queda recurso al contragolpe, el viejo aval. En un rapto de clarividencia de Carrasco, un rebote favorece a Memphis, que medio cayéndose la empuja a la red. Un gol balsámico, más que nunca.