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Dom, May

FRANCIA 2-0 MARRUECOS

Deportes
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La puntería de Francia acaba con el sueño de África

MUNDIAL DE QATAR 2022

La selección de Deschamps se clasifica para la final con un ejercicio de pegada frente a un Marruecos que se despide con mejor juego y la cabeza muy alta

Marruecos se vio de pronto caminando sin mapa por un territorio desconocido y lleno de peligros. Tenía que atacar. Los leones del Atlas aceptaron el envite y Francia les cedió gustosamente el paso. Hacia el minuto treinta se conoció un dato sorprendente, que ningún agorero se hubiera atrevido a pronosticar: la posesión marroquí doblaba a la francesa. El balón era magrebí y los espectadores descubrieron, quizá con algo de sorpresa, que no lo manejaban nada mal. Ounahi, el ya célebre número ocho, repartía juego con solvencia y Ziyech lucía su buen toque, sobre todo a balón parado. Francia se dejaba dominar y confiaba en que sus delanteros, que manejan cargas de dinamita, pudieran encender otra vez la mecha. A punto estuvieron de hacerlo Mbappé y Giroud, pero la defensa marroquí acabó desbaratando sus ocasiones. Marruecos mereció empatar. Hay algo mezquino en el fútbol de esta poderosa selección francesa, que siempre da la sensación de no exprimirse al máximo, como si le diera pereza trenzar las jugadas y le bastara con lucir palmito. Los leones del Atlas, sin embargo, se bajaron del autobús, aunque fuera por obligación, y se lanzaron sin miedo a por la portería de Lloris. La mejor ocasión la tuvo el central del Valladolid, Jawad Al Yamiq, un alambre de 1,93 metros que se atrevió a rematar un córner de chile+na. Hubiera sido uno de los goles del campeonato, pero el balón se estrelló en el palo izquierdo.

Los leones del Atlas no cejaron en su empeño en la segunda parte, con los franceses convertidos durante muchos minutos en un equipo menor, irrelevante, un animalillo presuntamente fiero que se contentaba con mostrar los dientes al contragolpe. Theo Hernández no sabía qué hacer ante el vendaval que le entraba por su banda, con Ounahi, Hakimi y Ziyech enredados en continuas combinaciones. Más de una vez rozaron los marroquíes el gol, aunque la embarullada y poblada defensa francesa lograba en última instancia sacudirse el peligro. Incluso Griezmann terminó achicando agua en su área. A Marruecos le faltó pegada y eso le acabó matando. Dos jugadas explican la diferencia entre Francia y la selección magrebí. En el minuto 70, Hamdallah condujo un balón en el área enemiga entre una nube de defensores galos. Acabó enredándose con la pelota. Seis minutos más tarde, Mbappé se encontró en la misma situación, rodeado por el habitual enjambre de centrales marroquíes. Consiguió sacar un balón que, tras un ligero rechace, cayó en los pies de Kolo Muani, que anotó el segundo gol de Francia.

 

La selección de Deschamps jugará la final del Mundial contra Argentina. Puede que incluso sea la favorita porque tiene un plantel mayúsculo, repleto de futbolistas de prestigio internacional y enorme eficacia, pero hay algo amargo en su forma de concebir el fútbol. Deberían leer la parábola de los talentos. Hasta el domingo hay tiempo.