05
Dom, May

MARRUECOS 1 - PORTUGAL 0

Deportes
Typography

Marruecos encuentra la puerta a semifinales

MUNDIAL DE QATAR 2022 | CUARTOS DE FINAL

La selección magrebí despide a Cristiano Ronaldo y se convierte en el primer equipo africano que llega a la penúltima ronda de un Mundial

Después de 21 ediciones, un equipo africano se ha clasificado para las semifinales de un Mundial de fútbol. Rozaron la gesta Camerún, Senegal y Ghana, pero finalmente ha sido Marruecos quien ha abierto una puerta que llevaba 92 años cerrada. Su triunfo sobre Portugal supone la amarga despedida de Cristiano Ronaldo, de nuevo suplente, y el éxtasis de una afición cuyos sueños se limitaban a superar la fase de grupos.

CUARTOS DE FINAL

MARRUECOS 1-0 PORTUGAL

Marruecos: Bono; Achraf Hakimi, El Yamiq, Saiss (Dari, m.57), Attiat-Allah; Amrabat, Ouhani, Amallah (Cheddira, m. 65); Ziyech (Aboukhlal, m.82), Boufal (Jabrane, m.82), En-Nesyri (Benoun, m. 65)

Portugal: Diogo Costa; Dalot (Horta, m. 79), Pepe, Ruben Dias, Guerreiro (Joao Cancelo, m.51); Bernardo Silva, Ruben Neves (Cristiano Ronaldo, m.51), Otavio (Vitinha, n.69); Bruno Fernandes, Joao Félix, Gonçalo Ramos (Leao, m.69)

Goles: 1-0. En-Nesyri, m.42.

Árbitro: Facundo Tello (Argentina). Amonestó a Dari y Vitinha. Expulsó a Cheddira.

Estadio: Al Thumama, 44.000 espectadores. Partido correspondiente a los cuartos de final de la Copa del Mundo.

Marruecos forma un bloque de cemento armado. Los bloques de cemento armado son fiables, sólidos, eficaces. No son, sin embargo, atractivos. Nadie en su sano juicio se sentaría en una silla a ver durante horas un bloque de cemento armado por muy bien rematado que estuviera. Marruecos eso lo sabe, pero le da lo mismo. Ha entendido que su camino hacia el éxito pasa por que el cemento fragüe a la mayor velocidad posible y los pies de sus rivales se queden ahí petrificados, inmóviles, ineficaces.

A Portugal, sin embargo, se le supone mayor calidad, con o sin Cristiano Ronaldo, pero quedó atrapado en las arenas movedizas marroquíes y no acertó a encontrar el camino para liberarse.

Los marroquíes desprecian sin tapujos la posesión y golpean la pelota sin miramientos. Lo suyo no es la poesía, sino la prosa de barrio, con faltas de ortografía y tacos. Regregui levanta su doble muralla en el campo y luego deja que sus jugadores corran si encuentran la ocasión. Y la encuentran. Si En-Nesiry o Amallah tuvieran el pie de Richarlison o el golpeo de Mbappé, Marruecos se hubiera ido al descanso con dos o tres goles de diferencia, pero tuvo que conformarse con uno. El delantero del Sevilla pujó por un balón colgado al área y ante la mala salida de Diogo Costa, que tropezó con Ruben Dias, la pelota acabó mansamente en la portería.

Pudo Portugal empatar apenas unos segundos después, en una acción que hubiera abierto los telediarios, pero el lanzamiento directo de Bruno Fernandes desde la banda derecha acabó estrellándose en el larguero.

Al comienzo de la segunda parte estuvo Marruecos a punto de ampliar su ventaja, gracias a un remate de cabeza de El Yamiq casi en la línea de gol que Diogo Costa despejó como pudo.

Fernando Santos decidió entonces indultar a Cristiano Ronaldo, que fue recibido por su hinchada con el entusiasmo un poco desesperado que despiertan los mesías. Portugal comenzó un asedio continuo a la muralla marroquí, pero se vieron reflejados en el espejo español. Enfrente tenían a un equipo que defendía con diez jugadores (cuatro un poco más adelantados y seis en la línea del área) que apenas dejaban huecos libres.

El delantero portugués se despidió de Qatar llorando a lágrima viva del que será su última cita mundialista

Aunque ganó algo de empuje por la banda izquierda con la entrada de Leao, los marroquíes seguían dándole vueltas a la hormigonera con el trabajo indesmayable de Amrabat y Ouhani, el número 8 que maravilló a Luis Enrique y que contra Portugal dictó otra lección.

Y si los portugueses hallaban alguna brecha en la muralla, como Joao Félix en el minuto 80 o Cristiano en el 90, ahí estaba Bono para sellarla. Cuando el árbitro decretó el final del partido, los jugadores marroquíes estallaron de júbilo en el campo mientras Cristiano Ronaldo entraba cabizbajo en el vestuario. Lloraba.