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Los intentos (infructuosos) que se han propuesto para detener huracanes

Ciencia y tecnología
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Estos fenómenos son tan poderosos que solo podemos aspirar a predecirlos y coexistir con ellos

(ABC).- Los huracanes son fenómenos naturales devastadores que pueden causar daños irreparables en zonas pobladas y ecosistemas frágiles. A lo largo de los años, han habido varios intentos y propuestas para detenerlos o debilitarlos, aunque hasta la fecha, ninguno ha tenido éxito.

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Entre otros, encontramos sembrar nubes con hielo seco o yoduro de plata, reducir la evaporación de la superficie del océano con capas finas de polímeros, enfriar el océano con material criogénico o icebergs, cambiar el equilibrio radiactivo en el ambiente del huracán absorbiendo la luz solar con carbón negro, volar jets en sentido horario en la pared del ojo del huracán para revertir el flujo o evaporar el huracán con bombas de hidrógeno.

Esta imagen satelital muestra al centro al huracán Idalia en su avance por el Golfo de México, mientras que hacia la derecha se ve el huracán Franklin, en el Atlántico, el 29 de agosto de 2023.

Sin embargo, todas estas ideas comparten la misma deficiencia: no aprecian el tamaño y la potencia de los ciclones tropicales.

Uno de los proyectos más ambiciosos fue el proyecto STORMFURY, apoyado por el gobierno de los Estados Unidos.

PROYECTO STORMFURY
El proyecto STORMFURY fue un programa experimental de investigación sobre la modificación de huracanes que se llevó a cabo entre 1962 y 1983. La técnica de modificación propuesta involucraba la estimulación artificial de la convección fuera de la pared del ojo del huracán mediante la siembra de yoduro de plata.

Se argumentaba que la convección vigorizada competiría con la pared del ojo original, lo que llevaría a la reformación de la pared del ojo en un radio más grande y, por tanto, a través de la conservación parcial del momento angular, produciría una disminución en los vientos más fuertes.

Dado que el potencial destructivo de un huracán aumenta rápidamente a medida que sus vientos más fuertes se intensifican, una reducción tan pequeña como del 10% habría sido relevante.

Así, se intentó la modificación en cuatro huracanes en ocho días diferentes. En cuatro de esos días, los vientos disminuyeron entre un 10 y un 30%. La falta de respuesta en los otros días se interpretó como resultado de una ejecución defectuosa de la siembra o de sujetos mal seleccionados.

Sin embargo, estos resultados prometedores fueron cuestionados a mediados de los años 80 porque las observaciones en huracanes no modificados indicaron que la siembra de nubes tenía pocas posibilidades de éxito porque los huracanes contenían demasiado hielo natural y muy poca agua sobreenfriada. En otras palabras: los resultados positivos inferidos de los experimentos se debían a la incapacidad para discriminar entre los resultados esperados de la intervención humana y el comportamiento natural de los huracanes.