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Dom, Abr

La junta militar de Níger toma como rehenes al embajador y a varios diplomáticos franceses

Mundo
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El presidente Macron ha anunciado que los golpistas retienen a personal diplomático

(ABC).-Según Emmanuel Macron, los militares que controlan el poder en Níger, desde finales de julio pasado, han secuestrado al embajador de Francia en Niamey, reabriendo una crisis inflamable con flecos militares, terroristas y antiterroristas.

El secuestro de Sylvain Itté, embajador francés en Níger, desde el 28 de septiembre del 2022, comienza por ser una escalada controlada, desde que una junta militar derrocó por la fuerza al presidente democráticamente elegido años atrás, el 29 de julio pasado.

A primeros de agosto, la junta que gobierna Níger, desde entonces, pidió a Francia la retirada completa de su embajador y de los soldados todavía estacionados en las fronteras nigerianas.

Los nuevos dirigentes parecen convencidos de que París no intervendrá militarmente

Macron decidió responder negativamente a ambas exigencias, sin reconocer a los golpistas. En Niamey, la capital nigeriana, los militares en el poder han orquestado y manipulado numerosas manifestaciones populares anti francesas. Francia, por su parte, sigue teniendo en territorio nigeriano unos 1.500 soldados, pertrechados para combatir el yihadismo islámico con drones, helicópteros, aviones de combate.

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Peligro terrorista

Desde hace años, la presencia militar francesa en varios países de Sahel -la inmensa zona desértica que va del Atlántico al Índico- como Malí, Níger, Chad, Burkina Faso, Guinea y Guinea Bissau ha permitido contener, muy relativamente, la expansión inconclusa de bandas yihadistas, siempre más amenazantes. La sucesión de golpes de Estado (Malí, Níger) y la retirada parcial de la presencia militar francesa, que llegó a tener 5.000 hombres en la región, coincide con la inestabilidad creciente del corazón de África, «tierra prometida» para el yihadismo.

La tarde del viernes, el presidente francés dio un giro calculado a la crisis, anunciando inesperadamente que la junta militar ha secuestrado al embajador de Francia, obligado por la fuerza a no moverse del edificio diplomático donde reside, racionándole la comida.

Desde hace años, la presencia militar francesa ha permitido contener, muy relativamente, la expansión inconclusa de bandas yihadistas

Según Macron, el embajador de Francia solo puede comer las «raciones militares», evidentemente escasas, que le sirven de manera irregular los militares en el poder en Niamey. La junta nigeriana acusa al embajador francés de actividades «subversivas» e impide que los embajadores de la UE y España visiten a su colega francés.

A finales de julio, la Communauté économique des États de l'Afrique de l'Ouest (Cedeao) dio un ultimátum al nuevo hombre fuerte en Níger, el general Abdoaurahamane Tchiani, para que liberase al presidente depuesto, Mohamed Bazoum, amenazando con sanciones internacionales y una posible «intervención armada». Las amenazas de intervención militar no tuvieron el efecto esperado.

Sin solución

Mes y medio más tarde, la crisis nigeriana se ha prolongado sin solución previsible. Los chalaneos diplomáticos entre países africanos han evitado el estallido de un nuevo conflicto armado. Las intervenciones discretas de Washington y París no han solventado los problemas de fondo.

A primeros de septiembre, se anunció apresuradamente la «retirada» militar de Francia de Níger. En verdad, París y Niamey habían comenzado una negociación sobre las «modalidades» de esa retirada, sin apresuramiento. Macron y su Gobierno están evaluado las posiciones de posible repliegue regional de su presencia militar en África.

Secuestrando al embajador de Francia, los militares golpistas acentúan la presión sobre París, que comienza por evitar la retórica marcial, sin ceder, tampoco, a las exigencias de los militares golpistas.

A primeros de septiembre, se anunció apresuradamente la «retirada» militar de Francia de Níger

Macron no aceptó retirar al embajador de Francia, ni ha retirado completamente a los militares franceses que siguen estacionados en Níger. Denunciando el secuestro, el presidente francés espera reacciones solidarias de algunos países africanos, mientras estudia el desplazamiento de todos o parte de sus soldados a otros países vecinos, como el Chad.

Los principales miembros de la Communauté économique des États de l'Afrique de l'Ouest (Cedeao), como Senegal, Nigeria, Guinea, Costa de Marfil, podría intentar intervenir como intermediarios. Pero no están en situación de fuerza para obligar a otro Estado miembro a cumplir unas exigencias que tienen flecos peligrosos.

A primeros de agosto, la Cedeao ya dio a los golpistas nigerianos una semana para reinstalar en su puesto al presidente derrocado por la fuerza, amenazando con «intervenir militarmente». La amenaza surtió un efecto sencillamente nulo. El secuestro del embajador de Francia es un desafío de muy otra naturaleza, más «sutil» y más envenenado.

Posible retirada ordenada

Hoy Níger, como antes Malí, atiza las protestas callejeras contra Francia. Y la presencia militar francesa ha sido parcialmente sustituida por las milicias rusas Wagner, utilizadas como tropas mercenarias de 'mantenimiento del orden', muy precario, que solo confirma el hundimiento trágico del corazón de África en un abismo ensangrentado.

No es nada evidente que Putin pueda controlar, en Moscú, el comportamiento criminal de las milicias Wagner.

Hoy Níger, como antes Malí, atiza las protestas callejeras contra Francia

Los militares golpistas en Mali y Níger, por su parte, están acorralados por bandas de yihadistas que no desean tomar el poder, pero siembran el terror con sus errabundas operaciones de saqueo y masacres.

EE.UU. siguen las crisis africanas a distancia, con sus eficaces satélites, muy alejados de las tierras ensangrentadas. La ONU, la UE y los aliados europeos han reafirmado en muchas ocasiones su solidaridad con Francia, pero, en verdad, el Gobierno de Emmanuel Macron está prácticamente solo ante un abanico de crisis que también tienen dimensiones europeas: las rutas de las materias primas, como el uranio, puede sufrir efectos colaterales; las rutas de las migraciones hacia el Mediterráneo están parcialmente controladas por las mafias que comercian con seres humanos… La resistencia militar francesa ante esos problemas parece condenada a la retirada ordenada.