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Dom, May

Victoria tediosa del Real Madrid

Deportes
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Engañoso 0-2 contra el Levante. Courtois volvió a ser el mejor del equipo blanco

(ABC) El Madrid gana y es un equipo fiable, pero hace un fútbol alicaído y tristón al que hay que buscar explicación.

Zidane alineó arriba a los que acabaron contra el Valladolid y Vinicius respondió como titular. Tras un cuarto de hora de poca cosa, recogió el rechace de un córner sacado por Modric (que hacía de Kroos) y con gran precisión lo ajustó al palo. Un 0-1 para el Madrid ahora es el trabajo de una semana.

vo en él. Colocó los brazos, las manos, para ajustar milimétricamente el tiro. Está aprendiendo a colocar la pelota como quien aprende a disparar. Esto lo hemos visto en las películas del Oeste. Un chico tiene madera y James Stewart o John Wayne le enseña a disparar. Sin manejar el revólver no se puede hacer nada en el Far West. Así que le dan uno y le ponen a tirar a una lata de conservas. En los primeros tiros demuestra muy poca puntería (algunos son incluso peligrosos), se le cae el revólver y apunta con los ojos cerrados pero luego, poco a poco, las balas van dando en la lata. Esto forja al muchacho, le cambia el carácter. En el pueblo le miran de otro modo.

Y así pasa con Vinicius, que fue el mejor del Madrid desde que debutó y abre el campo, lo corre y dinamiza mientras Benzema le espera con el monóculo, pero al que le faltan los goles para proteger su titularidad.

Desde ese 0-1 no hubo gran cosa hasta el descanso. Y si la hubo no fue muy visible. El Levante subió el equipo, pero había perdido la baza del espacio para Morales y el Madrid no sufrió. El único susto fue un cabezazo de Vukcevic al palo en el minuto 30. En realidad, todo había llegado a balón parado. Del juego solo se puede decir que fue un meritorio forcejeo. El Madrid corrió bien, Valverde daba energía a la presión. Si algún balón o intento hubo quedo en nada, pues Benzema estaba en la invisibilidad (es decir, bajando a recibir y haciendo fútbol de culto) y hasta las voces del partido se apagaron. Un poco antes del descanso, hasta los entrenadores se callaron aburridos de su propia obra.

 

Al volver, el Madrid tuvo unos minutos bastante buenos, casi alegres. Un error de Vezo originó una ocasión muy clara de Benzema al palo y Vinicius tuvo un par, con participación de Asensio en una de ellas.

En ese rato se presintió ese estado de serenidad, coherencia y armonía cuando un equipo encuentra su once titular. Valverde sostenía y Vinicius y Asensio mejoraban el ataque. Pero fue una sensación breve y huidiza.

Tan bien estaba el Madrid (y tembloroso de remos el Levante) que decidió ir a por el segundo. El 0-2 es actualmente una barrera psicológica.

Pero tan pronto como quiso tuvo que dejar de intentarlo. Paco López sacó delanteros, puso a Melero, y el Levante pasó de víctima entregada a amenaza, lo que obligó a Courtois a flexionarse. Primero, y para empezar, con dos paradas a Bardhi.

Mientras, el 0-2 del Madrid no llegaba. EL juego era lento, previsible y en ello ¿no participaba también Benzema? Es la estrella del Madrid, condiciona su dibujo, y algo tendrá que ver con la ramplonería de su fútbol. Benzema es lento, y su “bajar a recibir” es previsible y rutinario. Le cede siempre la patata caliente al compañero, eso sí, muy elegantemente. Pero Benzema no rompe, no dribla, no destroza con desmarques ni fija nada. Es ya elegante burocracia.

Con su cualidad para el momento, y plenamente “santillanizado”, Ramos marcó de cabeza en una falta, pero no subió tras larga deliberación del árbitro con el VAR. Casi diez minutos para resolver un fuera de juego por milímetros (ha desaparecido el "estar en línea"). El VAR, sometido a presión, se va alargando. Minutos y minutos y consideraciones de una precisión antifutbolística. Podría estirarse más y fundirse con la moviola televisiva o, mejor, integrarla. Que en ese rato salgan Roncero y Soria a discutir si es o no fuera de juego. Integrando la moviola en el partido podría mejorarse el espectáculo, tan antitelevisivo como antifutbolístico.

Tras el gol, y en un alarde originalidad, Zidane cambió las alas. Volvía Vinicius al banquillo.

Con un cuarto de hora largo por delante, el partido estaba abierto y Courtois volvió a aparecer con una parada a Clerc tras virguería de Bardhi, al que aún le detuvo otra más. Courtois acabó siendo el mejor otra vez y el Madrid decayó en su juego hasta agarrarse al 0-1 como un koala a su árbol. Al fin y al cabo, del unocerismo vive. Un gol es valiosísimo. Por eso el gol final de Benzema, pasado el minuto 94, fue completamente cosmético. Una jugada solitaria que resolvió con gran elegancia, eso sí. Para la estadística. Porque estamos a los “intangibles” y a veces también a los “tangibles”.