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Dom, May

REAL MADRID... Andry Lunin, el portero que nunca sonríe

Deportes
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La larga baja de Courtois pone en el foco al guardameta ucraniano, un personaje hermético y misterioso al que Ancelotti confía la titularidad

(ABC).- Sin Thibaut Courtois para toda la temporada 2023-24, Andry Lunin tiene ante sí una oportunidad única para demostrar que es realmente ese portero galardonado con el Guante de Oro en el Mundial sub-20 de 2019, que ganó su país, y tiene los requisitos necesarios para ser guardameta del Real Madrid, en mayúsculas, aunque lleve cinco años a la sombra de Courtois. Quitarle el puesto al mejor portero del mundo ha sido una misión imposible, pero las circunstancias son las que son, y si en junio el club le quiso vender, ahora tiene una ocasión soñada para darle la vuelta a la situación.

DOCTOR RIPOLL
Lunin llegó a la capital de España en el verano de 2018. Su fichaje coincidió con el de Courtois, que se incorporó para darle el relevo a Keylor, guardameta que el club blanco daba por amortizado. Esa temporada 2018-19, belga y costarricense compartieron vestuario, lo que hizo inviable la permanencia de Lunin, que se marchó cedido al Leganés. Incomprensiblemente, en el conjunto pepinero apenas jugó cinco encuentros. Cesión fallida.

La historia se repitió la temporada siguiente (2019-20). En esa ocasión, Navas no decidió marcharse del club hasta el último día del cierre del mercado, por lo que a principios de agosto el Madrid concretó la cesión de Lunin al Valladolid, donde tampoco fue titular. El club blanco, que en todo préstamo busca que sus jugadores acumulen minutos y, a ser posible, minutos de calidad, rompió la cesión en invierno para evitar que su jugador se pasara, como en Leganés, otro año parado. Su nuevo destino fue el Oviedo, equipo de Segunda. Allí sí que fue indiscutible y tras su regreso ya no hubo más cesiones. Le tocaba ser miembro de la primera plantilla del Real Madrid y así es desde la temporada 2020-21.

Esa temporada y la 21-22, el ucraniano solo jugó de titular en Copa y partidos contados de Liga y Champions en los que ya no había nada en juego. El curso pasado la Copa no la jugó, pero sí participó en varios partidos antes delMundial por una pequeña lesión de Thibaut. En suma, poco para su edad. A esa baja inactividad se le une una personalidad gélida. Descifrar sus sentimientos no es un ejercicio sencillo. «Nadie recuerda la última vez que se le vio sonreír. Es un estado aparte. La República de Lunin», explican en el vestuario.

Profesional intachable
Lunin es uno de los jugadores más serios que ha pasado por la caseta del Madrid. Su interior es un absoluto misterio. Jamás ha dado un solo problema al club, ni mucho menos en el vestuario, pero apenas interactúa con el resto de sus compañeros. Lo ven como una persona hermética y alejada, a la que es imposible acceder. Sólo vive para entrenar y, si le sobra algo de tiempo, también se pone a entrenar. «¿El equipo regresa de un partido de Champions a las cuatro de la madrugada? Da lo mismo. Lunin advierte que vendrá a entrenarse aValdebebas a las diez. Y ahí está», cuentan en el club.

Hasta para Llopis, el entrenador de porteros, es un ejercicio de paciencia el poder llegar a la mente y al corazón de Lunin. Ni siquiera la invasión de Ucrania le abrió un poco hacia sus compañeros y miembros del club. Silencio atronador ante el sufrimiento que vivía y vive su país desde marzo. Solo alguna que otra reflexión en las escasas zonas mixtas en las que ha hablado ante los medios. Así es Andry Lunin, un desconocido y un portero que no ha convencido hasta la fecha, al que ahora Ancelotti deposita su confianza para defender el marco del Madrid.