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Diez impresionantes descubrimientos sobre Ötzi, el «hombre de hielo»

Ciencia y tecnología
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Cómo murió, qué comió por última vez, de dónde provenía en realidad y quiénes son sus «parientes» vivos

La momia de Ötzi, el «hombre de hielo», (5.300 años) es la más antigua de nuestra especie, el Homo sapiens, que existe en el mundo, y una de las más estudiadas por la ciencia. Unos excursionistas la descubrieron en 1991 en un glaciar de los Alpes, cerca de la frontera entre Italia y Austria.

En la actualidad, permanece en una cámara frigorífica a -6º C de temperatura y con una humedad del 98% en el Museo Arqueológico del Tirol del Sur, en Italia. Las circunstancias de su muerte son un misterio científico, aunque la hipótesis principal es que una flecha le atravesó el cuerpo por la espalda en lo que pudo ser el primer crimen prehistórico que se conoce. Este hombre del Tirol de ojos marrones y hundidos y un rostro surcado de arrugas, tenía unos 45 años cuando murió.

Pesaba unos 50 kilos y no superaba el 1,60 de altura. La secuenciación de su genoma y los múltiples análisis realizados sobre la momia han permitido descubrir algunos fascinantes aspectos sobre quién era y cómo vivía.

Los investigadores creen que Ötzi fue asesinado de un flechazo disparado a una gran distancia, probablemente a traición. Una punta de flecha fue descubierta en 2001 clavada en su hombro izquierdo. En 2014, Alexander Horn, inspector jefe del Departamento de Investigación Criminal de Munich, investigó el «caso del asesinato de Ötzi» utilizando los últimos métodos criminológicos. Al parecer, el viejo europeo probablemente no se sentía amenazado porque descansó y disfrutó de una buena comida poco antes de morir. En los días previos, había sufrido una lesión en su mano derecha, que quizás pudo hacerse durante el curso de un altercado físico.

Así que es probable que un resentido enemigo apareciera a distancia y le disparara una flecha desde lejos mientras él se relajaba ajeno al peligro. La víctima cayó, se desangró y el autor del crimen no utilizó más violencia. Ötzi llevaba encima su hacha de cobre, por lo que el robo no fue el motivo del asesinato. Los investigadores creen que la causa fue un conflicto personal.