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La dura advertencia de Rusia: «¿Quién evitará que la estación espacial caiga en EE.UU. o Europa?»

Ciencia y tecnología
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El jefe de Roscosmos avisa en un tuit de las posibles consecuencias de que las sanciones de Washington afecten a su programa espacial

(ABC).- La NASA ya ha anunciado que las operaciones de los dos países en la ISS continuarán con normalidad

Después de que el presidente Biden anunciara el jueves que las nuevas sanciones a Rusia por la invasión de Ucrania afectarán a su industrial aeroespacial, incluido su programa espacial, el jefe de la agencia espacial rusa Roscosmos, Dmitry Rogozin, ha realizado una inquietante advertencia en su cuenta de Twitter. Rogozin ha recordado que la órbita de la Estación Espacial Internacional (ISS) está controlada por motores rusos. «Si se bloquea la cooperación entre nosotros, ¿quién salvará a la estación espacial de una salida de órbita descontrolada y una caída en Estados Unidos o... en Europa?», ha escrito. En la actualidad, la tripulación de la plataforma orbital está compuestas por cuatro astronautas de la NASA, uno europeo y dos cosmonautas rusos.

«También existe la posibilidad de que una estructura de 500 toneladas (en referencia al laboratorio espacial) caiga sobre India y China.

 

¿Quieres amenazarlos con tal posibilidad? La ISS no vuela sobre Rusia, por lo tanto, todos los riesgos son suyos. ¿Está listo para ellos?», continua. La sugerencia de que algo semejante pueda ocurrir se antoja tan descabellada que recuerda más a una bravuconada que a una advertencia seria.

 

La NASA y Roscosmos tienen tras de sí una dilatada trayectoria de trabajo conjunto que se vio amenazada seriamente por la crisis de Ucrania en 2014. Washington impuso una lista de sanciones a Rusia por anexionarse Crimea y desestabilizar Ucrania. En aquella ocasión fue también Rogozin, entonces viceprimer ministro ruso, quien amenazó con romper la colaboración con la NASA. Sin embargo, los dos gigantes continuaron con sus operaciones conjuntas.

 

Continúa la cooperación

A la espera de nuevos acontecimientos, parece que lo mismo va a suceder en esta ocasión. De momento, la NASA ha confirmado a diferentes medios estadounidenses que continuará la cooperación civil con todos sus socios internacionales, incluida Roscosmos, en el espacio, especialmente en lo que respecta a la Estación Espacial Internacional. Las operaciones en curso de la estación continuarán con normalidad, lo que incluye los viajes de la tripulación al puesto orbital y su regreso a la Tierra. Esto incluye la vuelta del astronauta de la NASA Mark Vande Hei, prevista para el 30 de marzo, en una nave espacial rusa Soyuz, en la que también viajarán los rusos Anton Shkaplerov y Pyotr Dubrov.

 

La NASA y sus socios internacionales han mantenido una presencia humana continua a bordo de la ISS, a 400 km sobre nuestras cabezas, durante más de 21 años, tiempo en el que han desarrollado múltiples experimentos científicos en diferentes ámbitos como la medicina, la biología o la agricultura.

La cooperación, según la agencia espacial estadounidense, también continuará en tierra. Tres cosmonautas rusos se entrenan en la actualidad en el Centro Espacial Johnson de la NASA, en Houston, y dos astronautas estadounidenses completaron su formación en Rusia en febrero.

 

Sin embargo, Rusia lleva tiempo mostrando su intención de explorar el espacio por su cuenta. A mediados de 2020, Rogozin anunció que Moscú renunciaba a participar en el programa lunar estadounidense Artemis para que el ser humano retorne a la Luna (en 2025), debido a que se había convertido en un «gran proyecto político». El jefe de Roscosmos aseguró que Rusia se opone a la privatización y explotación comercial de la Luna, como propuso el anterior presidente de EE.UU., Donald Trump. En cambio, Rusia firman un acuerdo con China para construir su propia estación alrededor de la Luna.

 

Además, el pasado año, Rusia anunció su intención de tener su propia estación espacial, la Estación de Servicio Orbital Ruso (ROSS) a partir de 2024. De hecho, ya tiene preparado su primer módulo, el Science Power, que en un principio estaba planeado para acoplarse a la actual ISS.