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Dom, Abr
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El desafío del ex gobernador Ángel Aguirre en buscar la alcaldía de Acapulco

Política
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Con la dirigencia estatal del PRD, su primo en el PRI y su amigo en MC, intentará una alianza para sacar a Morena de la joya de la corona

 

Por: Claudio Vargas

El proceso electoral del 2021 se aproxima y con ellos también los deseos de aquellos que  intentarán llegar a cargos de elección popular. Llama poderosamente la atención el caso del ex gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero, oriundo de Ometepec Guerrero y  primo del ex alcalde de Acapulco Manuel Añorve Baños, quien ha realizado algunas maniobras políticas para mantener cierto control tanto en el PRI como en el PRD y MC y desde ahí buscar la Joya de la Corona.

Entre otras cosas el ex gobernador Aguirre Rivero, para lograr su cometido impulsó a Alberto Catalán Bastida en el moribundo Partido de la Revolución Democrática como dirigente estatal y desde ahí generar las condiciones para un alianza con el Revolucionario Institucional, donde no tendría mayor problema, porque su primo Añorve Baños, es quién parte y reparte. Sin embargo para estar seguro de su plan maestro, hizo posible para que Sofío Ramírez su leal y fiel amigo, llegara al Comité Ejecutivo Municipal del tricolor y entonces hubiera mayor seguridad en sus planes.

Para cerrar el proceso Aguirre Rivero, se apalabró con su amigo el ex alcalde de Acapulco, Luis Walton Aburto, un hombre podrido en dinero, dueño de gasolineras, casas y terrenos en Acapulco, para que mediante su “Franquicia”, Movimiento Ciudadano, hagan la tercia e impulsen su llegada a la presidencia de este municipio y arrebaten el poder al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Aguirre Rivero, viejo lobo de mar, opera de manera magistral en todo los partidos. Sabe que no hay imposible para él, salvo despertar la furia de 43 familias que todavía esperan a su hijos desaparecidos en Iguala. Es sin duda, la piedra en el zapato del político bonachón, que como enorme losa sobre su cuerpo, le frenaría su deseo de llegar como alcalde de Acapulco mediante una alianza de tres partidos  que están en agonía.

Tan pronto como empezaron a soltar el rumor casi realidad, del deseo vehemente por retornar a la política  de Aguirre Rivero–no en las grandes ligas- sino en la tercera división, buscando la joya de corona, alguien por ahí espetó: “Que se atreva pues, haber como le va ir”.  De la alianza no se ve ningún problema, porque con dinero, casi todo se compra, pero el enorme muro que no lo va dejar avanzar es la furia de la familia de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos en Iguala. Como luego dicen, lo va intentar, pero la estigma de que cuando fue gobernador de Guerrero,  pudo haber frenado el mayor acto de barbarie en la historia de Guerrero, no lo hizo, sino que guardó silencio hasta que todo mundo lo supo y tuvo que renunciar, nunca se lo van a perdonar.

A media que se acercan los tiempos, son varios los personajes de la vieja guardia de la polaca, que intentarán hacer algunas maniobras para impulsar candidaturas, frente a un remolino imparable, donde Morena, va viento en popa, inalcanzable rumbo al 2021. El candidato más conocido con una fuerza espantosa de arraigo en la historia de la lucha social, es sin duda, el ahora senador de la república, Félix Salgado Macedonio, que en las encuestas aplasta a cuan candidato le pongan. 

Lo cierto del caso, es que la alianza de al menos tres partidos en el intento de arrebatarle el triunfo a Morena, no será fácil, hay un buen porcentaje de personas que están a las expectativas y en cualquier momento inclinarán la balanza. Nadie en su sano juicio va a desperdiciar su intención de voto por partidos que van en decadencia. Es pues la desesperación de intentar rescatar algo, que les impida perder su registro y con ello las prerrogativas que reciben del Instituto Estatal Electoral (INE). La gente ya despertó del letargo y no se deja engañar como antes, con una despensa, lámina de cartón o un bulto de cemento, no, sino que ya sabe qué es lo que tiene que hacer ante la carnada de los partidos tradicionales y una cosa es los acuerdos entre líderes de partidos y otra muy distinta la decisión que tome el pueblo, con quien no han hecho compromiso alguno.