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Dom, May

Epicentro / Claudio Vargas / Cuando la política y la comunicación se convierten en buen negocio

Opinión
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En Guerrero, la situación que experimentan los periodistas desde sus distintas trincheras, van de menos a peor. Las empresas de medios impresos, enfrentan la peor crisis de su historia, a tal grado que están a punto de desaparecer del mercado editorial. Y es que hay dos fenómenos que están sepultando a los proyectos de papel, por un lado, el incremento desmedido de la violencia, la extorsión y el asesinato de empresarios en la entidad, que ha dejado como saldo, que los negocios dejen de anunciarse ante el temor de ser víctimas de la delincuencia. La baja venta de la publicidad comercial, aunado a la llegada de las nuevas tecnologías con el uso globalizado del Internet y lo que un día llamó el presidente de la república, “benditas redes sociales”, donde sin restricción alguna, la gente se informa casi en tiempo real de sucesos que ocurren en cualquier lugar del mundo. Pero eso no es todo, el caso de las estaciones de radio y concesiones de la Televisoras también han sido afectadas por estos dos fenómenos, en que los ingresos ya no son los de antes y son ya varias empresas de la comunicación que han despedido a su personal para ahorra costos. Pero existen también aquellos periodistas que compran tiempo en la radio, con programas de noticias, en las que sin capital económico, contratan a reporteros sin pagarles un sueldo ni prestaciones sociales, viven a expensas de las propinas que les llegan a dar en algunos eventos o conferencias de prensa, lo cual es algo deprimente. Luego, viene, un tercer fenómeno: el de políticos que van a la quiebra porque su figura, papel o desempeño ha sido desastrosa, ante su debacle, han buscando un refugio en los medios de comunicación, como una forma de sostenerse con poder mediático y al mismo tiempo hacer negocio con gobiernos y la política. En Guerrero se conocen, casos de personajes que tras el fracaso en la política, tomaron el camino de empresarios de la comunicación; son algunos conocidos como el senador de la república Félix Salgado Macedonio con el diario la Jornada Guerrero, Alberto López Rosas, con el Diario 17 que apenas si imprime 500 ejemplares, Alberto Mojica  con proyectos de radio con espacios pagados, Luis Walton, que adquirió la franquicia de SUR TV y Quadratin, que aunque no son empresas rentables, les dejan buenos negocios en el plano de la política y gobierno. De buena fuente, se sabe que para el 2021, con los cambios de sistema de gobierno que se avecina para Guerrero, algunas estaciones de radio van a cerrar y periódicos impresos también. La televisión dejará de ser el gran negocio con el gobierno y podría reducir su planta laboral. Frente a todo esto, los periodistas de a pie, se van en la  búsqueda de un espacio en los medios que sobrevivan a las nuevas políticas de los gobiernos emanados de MORENA, que han cerrado la posibilidad de dar convenios de insulto de un millón de pesos a un periódico que van en caída libre, cuando hay millones de pobres en los municipios  y estados del país. Y es que la asignación de los llamados recursos para la difusión de medios de comunicación ha sido de manera selectiva y se ha privilegiado a grupos de periodista a fin. Mientras  a unos les dan contratos millonarios a otros les dan migajas. Los nuevos proyectos digitales, con la llegada del internet, ha logrado acabar con los monopolios y el control de la información que antes era sometida involuntariamente desde las jefaturas de información. La vulnerabilidad de los periodistas en medio de esta situación, es también otro gran problema que muchos experimentan, por la gran desigualdad existente. Triste ver cómo mientras un grupo de políticos en retirada, hacen negocio mediante empresas de comunicación y los periodistas viven de la mendicidad. Para poder vivir con un poco de modestia, algunos periodistas recurren al recurso de la asesoría, el oficio por sí mismo no deja ya para vivir, en aquellos tiempos en el que la figura del periodista era de opulencia y respeto.  Hoy vemos como mueren algunos reporteros de a pie, sin poder adquisitivo capaz de poder sufragar sus gastos de medicinas, alimentación  e incluso de un sepelio y tiene que recurrir a la coperacha para poder cubrir gastos de funeral cuando alguien muere en esa condición de orfandad.  Ahora, existe un cuarto fenómeno: el de periodistas que salieron de la nada, aquellos que valiéndose de las redes sociales se venden como hombres descubridores de las nuevas formas de comunicación. Son ellos, los que para desgracia de muchos, han devaluado el oficio. Por unos 50, 100 y 200 pesos, son suficientes para que cualquier político o gobernante se publicite en las redes de quienes viven al día sin prestaciones sociales ni nada. Son como algunos dicen, un mal necesario, porque lo que unos no quieren hacer, ellos lo hacen. Amén de que si te los llegas a encontrar mal parado, te crucifican sin piedad y te exhiben como lo peor de los seres que por algún momento pierden el juicio.  Y no se trata de estigmatizar  a nadie, pero son ya parte de un fenómeno que también ha perjudicado para bien o para mal, el ejercicio de la comunicación y la subsistencia de la misma.  Mientras los bonos de los periodistas bajan, las ganancias de los políticos que llegaron a este medio, se ha convertido en el gran negocio de su vida. (Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.)